Piérdete por los rincones del Parque Natural más romántico de Navarra
En pleno Pirineo occidental, a orillas del Río Bidasoa y muy cerca del mar Cantábrico, en un pueblo llamado Oieregi, existe un bosque denso y colorido, en el que la naturaleza y la leyenda se funden en uno. Este espacio salvaje tiene en su entrada de un hermoso jardín decorado con delicados motivos modernistas y Art Nouveau.
Es el Señorío de Bertiz. Y es un lugar con tanta magia, que si paseando por sus senderos te toparas con una lamia, no te parecería extraño.
Las lamias, por cierto, eran sirenas que recorrían los ríos cantando y peinando sus cabellos con peines de oro. Según la leyenda, su tarea era la de proteger los bosques del Valle de Bertizarana.
Y parece que hicieron un buen trabajo, porque el Señorío de Bertiz es un bosque bien conservado y con una excelente biodiversidad, que puedes recorrer y disfrutar a tu manera.
Parque Natural del Señorío de Bertiz
Como ya te adelantamos, Bertiz es un espacio que, gracias a la protección que le brinda su condición de Parque Natural, alberga grandes tesoros naturales en sus 2.040 hectáreas. Entre sus especies abundan las hayas, los robles y las alisedas. Y entre sus habitantes hay ciervos, corzos, jabalíes y numerosas especies de aves.
Las opciones de esparcimiento dan para varias visitas, pero para iniciarte en sus encantos basta con pasar un día en el lugar.
El Centro de Acogida se ubica junto al aparcamiento, al que se accede desde Orono. Aquí se encuentra la Oficina de Turismo, donde además de hacerte con los planos del lugar, puedes comprar las entradas para el Jardín Histórico-Artístico, el Centro de Interpretación y la Cochera.
La joya de la corona del parque
Recuerda que el Jardín, con más de 100 años de antigüedad, es la joya de la corona del parque. En él podrás realizar un recorrido sensorial a través de especies de diferentes partes del mundo —secuoyas, cedros, gingkos, limoneros, camelias, azaleas, hortensias, glicinas o bambúes— en un entorno delicioso jalonado por estanques, puentes, glorietas y miradores en un romántico estilo Art Nouveau.
Allí mismo, junto a una gran fuente con nenúfares, se encuentra el Palacio de Bertiz, y justo al lado, el Centro de Interpretación de Naturaleza, que te animamos a visitar.
Además, desde el Área de acogida parte una red de senderos —de libre acceso— que te sumergirá en las entrañas de este maravilloso bosque en el que, con suerte, podrás ver incluso algún ciervo. Podrás elegir desde un pequeño paseo de 1,5 km sin ninguna dificultad; hasta la caminata de 22 kilómetros que llega a la cima del monte Aizkolegi, donde verás las ruinas de un palacete modernista; pasando por otros senderos intermedios que te revelarán los usos tradicionales del bosque.
Las variadas opciones senderistas sumadas al merendero cubierto y a la extensa zona de juegos infantiles —que es un triunfo total entre la chavalería— conseguirán que tu jornada se te pase volando.
Y si en lugar de comer de picnic prefieres hacerlo a mesa puesta, ¿por qué no probar un menú degustación a base de delicias del terreno? Muy a mano tienes varias localidades para elegir: Oronoz, Narbarte, Doneztebe/Santesteban, Arraioz, Irurita, Elizondo… Todas apuestas seguras, ya lo verás.
Artículo publicado en: visitnavarra.es