Si tenéis hij@s inquiet@s, esta manualidad os vendrá bien, ya que a la par de estar entretenidos mientras lo hacéis, les servirá para relajarse o estar tranquilos mientras la tienen en las manos.
Vamos a hacer una pelota sensorial. Manosearla o manipularla en incluso realizar sencillos ejercicios les ayudará a controlar su ansiedad. Hay niños y niñas que necesitan moverse constantemente, lo que puede suponer un pequeño problema si necesitamos que estén quietos (como por ejemplo en clase). Esta pelotita les permite canalizar esa necesidad de moverse y les permite centrar la atención.
- Harina (de trigo u otro cereal), plastilina o bolitas de gel.
- Globo de tamaño mediano
- Ojos locos, mejor si son adhesivos o rotulador indeleble
- Tijeras
- Lana o un trozo de tela de peluche.
- Silicona líquida.
- Papel o embudo.
Manos a la obra:
Cogéis el embudo o si no tenéis, hacéis un cono de papel y rellenáis el globo con harina. Si optáis por plastilina, tenéis que meterla en porciones y llenar bien el globo. Importante: al cerrar el globo, no debe quedar aire dentro. Podéis hacer un nudo bien apretado o atarlo con hilo o lana.
A continuación procedemos a decorarlo y darle «personalidad» a la pelota. Pegamos los ojos con la silicona líquida o los dibujamos con el rotulador indeleble. Completamos la cara con una nariz graciosa y una boca divertida. Por último pegamos los trozos de lana en la zona del nudo (la longitud la elegís vosotros, en función de lo largo que queráis el «pelo»). Si no tenéis silicona líquida, podéis atar el pelo alrededor del nudo.
Una vez seco el pegamento, solo queda ¡estirar, estrujar, apretar y amasar!