Paseo para disfrutar de la Foz de Lumbier
Qué mejor manera que dar un bonito paseo con los niños por un paraje, que además de ser precioso, tiene una leyenda que les podemos contar para hacerles el camino más interesante y ameno.
La Foz de Lumbier, en Navarra, es un espectacular cañón excavado por el río Irati y está declarado reserva natural desde el año 1987. Se ubica en el extremo occidental de la sierra de Leyre, al pie del Pirineo navarro.
Antes de comenzar el viaje, quizá te interese saber que puedes dejar tu vehículo en un aparcamiento muy cercano al acceso a la Foz. En temporada alta es un parking de pago —de módico precio—. En sus inmediaciones encontrarás un punto de información, un merendero y aseos públicos.
Vía Verde del Irati
Cuando decimos que la visita a la Foz de Lumbier es muy accesible es porque puedes recorrerla a pie, en bicicleta, con carrito de bebé o en silla de ruedas.
No hay excusa. Toda la familia puede apuntarse a la excursión.
La Vía Verde del Irati es un sendero llano que discurre por las antiguas vías del tren eléctrico que unía Pamplona con Sangüesa.
Sus poco más de 3,6 kilómetros bordean el cauce del río y cruzan dos túneles excavados en la roca.
Esta ruta termina junto al Puente del Diablo*. Un puente en ruinas —destruido por los franceses en la Guerra de Independencia— que según la leyenda fue construido con la ayuda del diablo.
*IMPORTANTE: al Puente del Diablo se accede por una senda poco accesible, por lo que no todo el mundo podrá llegar hasta allí.
Esta es la «leyenda de la rica dama de nombre Magdalena»:
La leyenda, habla de una rica dama llamada Magdalena, enferma de riñón y del estómago. Tal fue su dolor, que un día su sirvienta Clisatela decidió salir en busca de las aguas curativas de la fuente de Liscar. Pero lo que no tuvo en cuenta esta sirvienta es que para ello tenía que atravesar el río que transcurre por la Foz de Lumbier y debía hacerlo sin barca, ya que el viento se la había llevado.
El diablo, que apareció al oler su desesperación, le ofreció hacer un trato. Él le construiría un puente para atravesar la foz antes de las 6 de la madrugada y ella tendría que entregarle su alma. Clisatela, dubitativa, terminó por aceptar el pacto y esperó a que el diablo llevara a cabo su cometido.
Cuando el reloj de sol de una torre cercana marcó las 7 – una hora más tarde de lo pactado-, el diablo mostró a Clisetela su construcción, que unía de un lado a otro la Foz y permitía a la joven atravesar. La joven, que milagrosamente se salvó el entregar su alma al diablo, decidió rebautizar el puente como el de Jesús
Visita el Centro de interpretación de la «Las Foces» en Lumbier