Durante el verano, en general, debido a la ausencia de colegio y extraescolares, los y las peques de la casa tiene mucho tiempo libre.
Muchos de ellos tienen la gran capacidad de entretenerse con cualquier cosa, pero hay otros a los que les cuesta más, y es entonces cuando oímos lo de: “Mamá, papá, me aburro…” Y nos tientan a solucionarles este problema lo antes posible y de cualquier manera.
Pero el aburrimiento no es del todo malo ya que puede ayudarles a desarrollar habilidades, creatividad y autoestima.
Vivimos una vida rápida y ocupada y con total control sobre la infancia. No les dejamos ir solos al colegio, los acompañamos a la calle a jugar con sus amigos, etc. y esto es lógico cuando son pequeños, pero a medida que van cumpliendo años debemos darles más libertad. Este acompañamiento les crea dependencia y falta de creatividad ya que siempre tienen nuestras propuestas a su disposición.
Por eso es bueno que se aburran, deben aprender a solucionar sus propios “problemas”, pensar en qué pueden hacer para acabar con el aburrimiento sin que seamos nosotros los que lo hagamos. A esto se añaden las pantallas, muchas veces utilizadas para que la espera en una determinada situación se les haga más llevadera. Esto evita que aprendan a gestionar el tiempo, buscar alternativas o desarrollen su paciencia.
Podemos ayudarles elaborando una lista de proyectos, en función de su edad, ya sean a corto o a largo plazo, o un listado de juegos a los que puedan jugar cuando estamos fuera de casa y que no requieran material específico.
En casa hay que dejar material para pintar, dibujar, recortar, etc. cerca de su alcance y a la vista, y en la calle debemos dejarles que experimenten con los materiales que encuentren.
Es decir, debemos dejar que se aburran para que tomen decisiones y piensen cómo solucionarlo…